Todo se va muriendo
A mi alrededor:
¿es que se muere todo
O que me muero yo?
José Martí
La muerte viaja a nuestra izquierda
intolerante, consentida
y nos recuerda que los días son
algo más que tiempo y suerte.
La muerte siempre está presente
en el olor del calendario
y la sentimos de repente
cuando visita al vecindario.
La muerte tiene tantos ojos
como suspiros trae el viento
y nunca oímos su lamento
cuando recoge los despojos
en su carrera sempiterna.
La muerte cobra su peaje
a pecadores y a modelos
y nos sorprende en el sendero
a unos más tarde, a otros temprano.
Sin tiempo para ser salvados
de un solo abrazo, nos separa
de nuestros cálidos estados
de nuestra tierna caravana.
La muerte rompe el equilibrio
con sus visitas clandestinas.
Con un sabor de despedida
nos lleva en andas a otro sitio
donde se escurren los regresos.
La muerte, dama misteriosa
ramera fiel y callejera
recolectora de las rosas
de la esperanza y de las huellas.
La muerte para redimirnos
para empezar, para volvernos.
La muerte para abrir caminos
para cerrarlos y encenderlos.
La muerte, sabia consejera
muestra su rostro en la partida
y solo pudo comprenderla
quien pudo comprender la vida.
La muerte siempre a nuestra izquierda….